EVOCACIÓN DEL MONASTERIO DE SAN PEDRO DE ARLANZA

Instrumentation:

  • 3.3.3.3/4.3.3.1/Timp./6-perc./Harp/Pno./Strings

Duration: 4’

Commissioned by: Castile and León Symphony Orchestra (OSCYL) - Fundación Siglo

Year: 2019

Programme notes

Mi parte del tríptico “Paisajes de Castilla y León” está basada en el monasterio de San Pedro de Arlanza, que se localiza en la provincia de Burgos. El monasterio, en ruinas actualmente, fue fundado en el 912 y tuvo gran importancia en los primeros pasos de Castilla como condado y reino. Allí estuvo enterrado Fernán González y su mujer, Sancha, antes de ser trasladados a Covarruvias y en ese monasterio fue probablemente escrito el Poema de Fernán González que eleva al conde a categoría de héroe y mito fundacional de Castilla.

El monasterio ha sido despojado de su riqueza artística desde la desamortización de Mendizábal y gran parte de su patrimonio (como sus frescos, pinturas y partes de su estructura) se encuentra repartido por museos de todo el mundo, de Cataluña a Nueva York. Es por eso que me parece una perfecta metáfora de un esplendor perdido; de una tierra de vital importancia histórica pero que el tiempo ha ido mellando su papel. No obstante, el monasterio pareciera que todavía se irgue solemne e impertérrito, consciente de su belleza y pretérita importancia (quizá esta sea también una metáfora que define a Castilla).

La poética de la pieza está ligada íntimamente a los conceptos de Tiempo, Memoria y Ruina. De este modo, la pieza se podría estructurar en tres partes:

Tiempo – Representación del río Arlanza, que colinda con el monasterio. Pero a su vez, el agua, lo líquido, es concebido como una metáfora del tiempo, entendido éste como una materia contenida en un caudal, mutando constantemente su forma. Como el río, el tiempo mantiene su esencia pero siempre siendo diferente. Esto tiene su representación en el material musical a través de elementos cíclicos pero cuya duración es diferente, creando una imagen sonora cambiante.

Memoria – Como recuerdo de su esplendor perdido, entre la textura orquestal parece escucharse, a modo de palimpsesto, la melodía gregoriana de “De profundis”. En concreto el principio: De profundis clamavi ad te, Domine; puesto que en este contexto parece surgir como un eco en la memoria, suplicando que se avive el recuerdo de su esplendor. Pero qué recuerdo podemos avivar realmente cuando nuestra única forma de relacionarnos con el pretérito del monasterio es a través de un imaginario.

Ruina – El presente, la presencia, los muros y pilares que todavía permanecen (estos son representados musicalmente por acordes a tutti). Pero en la ruina, más importante que la presencia, es la ausencia. Por eso, el silencio poco a poco va imponiéndose a lo sonoro.